Castillo Gala Dalí de Púbol. Historia

El Castillo Gala Dalí de Púbol, abierto al público desde 1996, permite descubrir un edificio medieval en el que Salvador Dalí materializó un desbordante esfuerzo creativo pensando en una única persona, Gala, y en una sola función: crear un lugar apropiado para ofrecer descanso y refugio a su esposa. El paso del tiempo determinó la transformación de este espacio, entre los años 1982 y 1984, en el último taller de Salvador Dalí y en un mausoleo para su musa.

La estructura básica del edificio actual, documentado desde el siglo xi, consta de tres plantas articuladas en torno a un patio alto y estrecho y se sitúa en el periodo de máximo esplendor de la baronía de Púbol: la segunda mitad del siglo xiv y principios del xv.

Cuando Dalí lo adquirió, en 1969, el Castillo estaba muy deteriorado, con techos hundidos, grandes grietas y un jardín en estado semisalvaje. Sin embargo, todo ello confería al conjunto una atmósfera romántica que fue precisamente lo que el matrimonio Dalí valoró e intentó mantener en la restauración. Así, se consolidó el ruinoso aspecto exterior sin ocultar las cicatrices provocadas por el paso del tiempo. Salvador Dalí utilizó con gran inteligencia las paredes y las cubiertas semiderruidas para crear espacios insospechados y de dimensiones muy contrastadas; en el diseño de la decoración interior recurrió a representaciones pictóricas en los muros, falsas arquitecturas, barroquismo textil, antigüedades, simbología de aire romántico... El resultado es un lugar cerrado y lleno de misterio, privado, austero y sobrio, que alberga espacios de gran belleza, como la antigua cocina reconvertida en sala de baño o el Salón del Piano.

Dalí menciona el Castillo en su obra escrita. Resulta interesante comprobar como, en su libro Confesiones inconfesables (1973), lo presenta como una continuación de Portlligat -a través de la Sala Redonda u Oval, el lugar reservado a Gala-, concebido como un espacio destinado a su dama y a un ideal amoroso. Esta asociación se pone claramente de manifiesto en el siguiente párrafo:

«Todo celebra el culto de Gala, hasta la habitación redonda, de eco perfecto, que corona el conjunto de la edificación y que es como una cúpula de esta catedral Galáctica; y cuando me paseo por esta casa, me miro y veo mi concentricidad. Me gusta su rigor moruno. Me faltaba ofrecer a Gala un estuche más solemnemente digno de nuestro amor. Por ello le regalé una mansión edificada sobre los restos de un castillo del siglo xii, en La Bisbal, el antiguo castillo de Púbol, donde ella reina como soberana absoluta, hasta el punto de que yo no la visito si no es con una invitación escrita de su mano. Me he contentado con decorar sus techos para que, al levantar los ojos, me encuentre siempre en su cielo».

El Castillo de Púbol representa, pues, un lugar muy significativo en la creación daliniana: una prolongación de Portlligat dotada de personalidad propia. Es el regalo de Dalí a Gala, su dama, a la que rinde vasallaje, y un recinto al que no puede acceder sin su permiso escrito. En este sentido, resulta ilustrativo el texto manuscrito de Dalí «Le château de Gala, la Gala du château», en el libro de Jean-Charles Pichon L'homme et les dieux.

También en un escrito autógrafo se refiere a Gala y al Castillo:

«Te regalo un castillo gótico, Gala.

Acepto con una condición, que

solo vengas a visitarme al Castillo con

invitación. Acepto, ya que lo acepto en

principio todo a condición de que haya condiciones.

Es el principio mismo del amor cortés».