Noticias. Presentación del proyecto del monumento "A Salvador Dalí", de Òscar Tusquets.

Figueres, 29 de noviembre,1999

Un ciprés de 24 metros de altura, desde dentro del que brotará agua sobre un piano, conforma el monumento que ha diseñado el arquitecto Òscar Tusquets en homenaje a Salvador Dalí. La obra, con un presupuesto de 40 millones de pesetas, se empezará a construir muy pronto en la entrada sur de Figueres y se presentará durante el año 2000. Òscar Tusquets, que es patrón vitalicio de la Fundación Gala-Salvador Dalí, definió el proyecto con estas palabras: 

"Esta fuente no es una obra de Salvador Dalí, es un monumento a su persona, encargado por la Fundación Gala-Salvador Dalí y es la donación que la entidad hace a la ciudad con motivo del 25 aniversario de la inauguración del Teatro-Museo Dalí. 

Por tanto quiere aludir a su obra, sin pretender la reproducción directamente mimética de una determinada pintura, sino la interpretación creativa de una de las obsesiones de la obra daliniana. 

Su obsesión por los cipreses, por cipreses imposibles. Obsesión que ha dado lugar a multitud de obras del Maestro y, en concreto, a una obra corpórea: el ciprés que nace de una barca, cerca de la entrada de su casa en Portlligat. Ciprés imposible, propiamente surrealista, como aquel del que surge un caballo blanco, o una extraña trompeta, o del que brota una fuente, o aquel que nace de un piano de cola..., todos ellos imaginados y pintados por Salvador. 

Un gran ciprés, un ciprés de veinticuatro metros que esté en consonancia con la gran rotonda sobre la que se asienta. 

Un ciprés lo bastante realista para que, desde la distancia, nos confunda por su medida: ¿se trata de una escultura o de un ciprés real? 

Un ciprés del cual nazca agua, agua que caiga sobre un piano, piano que se inunde, hasta rebosar, por su lado curvo y por su teclado, encima de un estanque, estanque atrapado en el cráter que ha formado el piano al emerger del círculo de pizarra de Cadaqués que ahora lo circunda. 

Realmente esta interpretación no se halla muy lejos de la que realicé hace veinticuatro años, cuando transformé la cara de Mae West en una de las salas del Museo en Figueres. Esta obra en su día tuvo la complicidad entusiasta del Maestro, razón por la cual me atrevo a imaginar que esta que nos ocupa merecería también su aprovación".