Una familia marcada por el arte

Antoni Pitxot nació en Figueres el 5 de enero de 1934 en una familia de tradición artística. Su tío Ramon Pichot fue un pintor muy notable en la época y su pintura impresionista impactó e influyó a un Dalí todavía joven. En la familia había, sin embargo, muchos otros cultivadores de las artes: desde su padre, Ricard Pichot, violonchelista y discípulo de Pau Casals, hasta su hermano, Lluís Pichot, violinista, o su hermana Maria Pichot, la legendaria mezzosoprano Maria Gay.

Aunque nació en Figueres, Antoni Pitxot pasa su adolescencia en San Sebastián, donde vive entre 1946 y 1964. Allí tiene como profesor de dibujo a Juan Núñez, el mismo maestro que había enseñado a dibujar a Dalí. En 1955 participa en una primera exposición colectiva en San Sebastián y enseguida se da a conocer en otras ciudades, como Barcelona, Madrid, Bilbao y Lisboa. En ese entonces, su obra es de carácter realista, influida por el expresionismo.

En 1964 se instala en Cadaqués y su producción experimenta un giro radical. Fascinado por el paisaje mineral del lugar, dirige la atención a las piedras de su entorno. Estos elementos naturales se convierten en los verdaderos protagonistas de su creación, donde adquieren formas anamórficas, antropomórficas y alegóricas. Esta aproximación conecta con una tradición artística occidental que va del manierismo italiano al surrealismo.
Asimismo, durante este período, se refuerzan los vínculos familiares y personales con Salvador Dalí, que acaban culminando en una profunda amistad y en la colaboración artística.

La familia de Antoni Pitxot. © Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres.

Cadaqués como centro artístico y vital

La segunda vida artística de Antoni Pitxot se inicia cuando se instala en Cadaqués en el año 1966. En esta población estableció su residencia y su taller, y vivió allí hasta su muerte, en el año 2015. Cadaqués es también donde halla un espacio propio de recogimiento y trabajo, así como el marco del encuentro y la amistad con Salvador Dalí. El paisaje que los rodea es un elemento común y recurrente en las obras de ambos.

Cadaqués tiene un doble significado muy especial para Antoni Pitxot: es el lugar de encuentro y complicidad con Salvador Dalí, además del espacio de soledad que le permitió desarrollar su creación y contemplar el paisaje mineral que se convierte en el protagonista de sus obras. De hecho, este paisaje se convierte casi en una obsesión, tal y como lo reflejan algunas fuentes de la época: «Pitxot representa el amor fanático, el fetichismo de las rocas del cabo de Creus, las cuales reproduce con una especie de hiperrealismo y de fetichismo total».

Sus autorretratos de principios de los años setenta muestran perfectamente esta fascinación por las piedras y el entorno mineral de los paisajes de este lugar de la Costa Brava.

La complicidad entre Pitxot y Dalí trasciende la pintura. Conversaban largamente sobre artistas como Watteau, Velázquez, Rembrandt y Gustave Moreau. Esta influencia mutua se ve en proyectos como la exposición «La batalla de Constantí», de 1985, inspirada en una conversación con Dalí sobre las piedras de Sa Conca.

Los maniquíes de Pitxot

Los maniquíes adquieren una gran relevancia en la creación artística de Antoni Pitxot. La significación del maniquí es especialmente importante y representativa de la obra y las instalaciones de su taller en Cadaqués. El maniquí se convierte en una escultura para la creación en un espacio que deviene en escenario para la contemplación de lo efímero y, a la vez, aparente y real.

La idea de maniquí en la doble vertiente de apoyo y de icono tiene infinidad de connotaciones, tanto en el mundo de los surrealistas ―del que son un buen testimonio Salvador Dalí, Marcel Duchamp y Man Ray― como en toda la tradición de la historia del arte.

Los maniquíes de Antoni Pitxot, instalados y sostenidos de una manera buscadamente simple con alambres, y a veces sin nada que los sujete, son la definición de una acumulación antropomórfica ancestral que, de manera efímera, aparece en su taller para su contemplación. No tienen ninguna consideración de escultura ni de obra definitiva, no son un cuerpo inventado para una objetualización en sí misma, sino que son parte fundamental de un proceso; son un paso, el escalón hacia la representación que el espectador percibirá a través de las diversas telas del artista. De hecho, son obras que emanan poesía, una poesía, eso sí, anclada en la realidad y en la intemporalidad, ya que remiten tanto a mitos milenarios como a creaciones contemporáneas.

Pitxot i el maniquí Mnemòsine
Pitxot y el maniquí Mnemósine. © Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres.

La contribución a la creación del Teatro-Museo Dalí

Una de las complicidades más especiales entre Antoni Pitxot y Salvador Dalí se produjo en la creación del Teatro-Museo Dalí de Figueres, inaugurado el 28 de septiembre de 1974. Pitxot, que se convirtió en un gran aliado y colaborador del artista, lo acompañó en todo el proceso. La segunda planta del museo conserva una selección de las obras de Pitxot en exposición permanente.

En 1975, trabajando conjuntamente, crean los famosos «monstruos grotescos» del patio interior del Teatro-Museo, inspirados en el manierismo italiano. Estas esculturas están hechas con una mezcla de elementos naturales, como piedras, troncos, caracolas y esqueletos.

Salvador Dalí, en la segunda planta de su museo, dedica a Pitxot una sala permanente con una selección de sus obras principales.

Pitxot asume el cargo de director del Teatro-Museo Dalí, y compagina esta tarea con su propia carrera como pintor. También es nombrado patrón vitalicio y vicepresidente segundo de la Fundación Gala-Salvador Dalí, y se convierte en una figura clave en la preservación del legado de Dalí. Durante esta etapa recibe diferentes reconocimientos y homenajes, como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, otorgada por Su Majestad el rey Juan Carlos en el año 2004.

La fachada del patio interior del Teatro-Museo. © Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres.
Dalí y Pitxot en el interior del Teatro-Museo. © Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres.
Dalí y Pitxot. Melitó Casals «Meli» © Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2025
Drets d’imatge de Salvador Dalí reservats. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2025

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